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lunes, 11 de enero de 2021

Copa a copa...



 ...así se construyó nuestro grupo de postescritura creativa y parece la mejor forma de ir desgranando los relatos que van a componer un libro, más bien un recuerdo, de nuestro paso conjunto por Fuentetaja.

Atrás quedaron los miércoles de curso presencial en los que cada semana, uno de nosotros traía el vino y los aperitivos. Afrontábamos así, las dos horas de papelitos y lecciones de Gloria entre lecturas de nuestros propios relatos, que cada vez fueron más numerosos y necesitados de público y sana crítica para evolucionar.

Continuamos un segundo año, manteniendo el espíritu y la mayor parte de los componentes del grupo, añadiéndose nuevas e interesantes compañeras.

Y entonces, llegó él, o ella porque ahora es LA COVID-19, y todo cambió. Pasamos a clases vía zoom y a confinar nuestras vidas y nuestra creatividad en muchos casos. 

Algunas nos descolgamos en el tercer año, otras continuasteis con el sistema nuevo vía zoom pero encontramos un nexo común en este proyecto que, con sus altibajos, culmina en breve y gracias sobre todo a las dos Marías: Pons y Fuentes, CEO y CIO como se autoproclamaron en el primer año.

Gracias a todas (Angel ya está acostumbrado a ir en el femenino), este libro será un bonito recuerdo que nos llevaremos de esta experiencia literaria y, sobre todo, humana que hemos compartido. Admito que me he ilusionado después de mucho tiempo pero ¡nunca es tarde! :)



jueves, 26 de septiembre de 2019


Bueno excompañeras, me he acordado de vosotras y de vuestro blog porque hace unos días un amigo me puso una tarea al estilo Gloria. Tenía que pergeñar un relato en el que el me daba frase con la que tenía que comenzar y también otras con la que tenía que concluir. Como lo de escribir me atrae y no se sujetarme, acepté el reto. Espero que no os importe que haga una entrada en el blog y, si tenéis a bien, me digáis que os parece. Espero que el curso os vaya de maravilla y que los caldos tengan el mismo marchamo de calidad o superior a los del año pasado. Siempre con moderación. Besos.



HONDO VACÍO

El reloj marcaba las doce y media cuando nos despedimos. Más de diez minutos empleamos. Estábamos en la etapa del embeleso, de los fuegos artificiales, pero la hora tope que nos habían puesto nuestros padres hizo imposible apurar más.
Diez años después puedo rememorar ese momento, aunque todavía me cuesta. Esa llamada de su madre envuelta en sollozos me dejó como ausente. La mente en blanco. La oía lejos, me resistía a creer. Un sudor frió y una tiritona me invadieron nada más colgar.

—Vamos por el buen camino, César. Ya puedes hablar de ello con cierta naturalidad, es un paso importante.
—Yo no quiero pasos, quiero saltos. Aunque reconozco que la presión está disminuyendo y las crisis cada vez aparecen más espaciadas, necesito liberarme de una vez.
—Te has comido esto sólo. Dejaste pasar mucho tiempo para ponerte en tratamiento. En fin, nunca es demasiado tarde, pero es más costoso aliviar la carga.
—Éramos unos niños.
—Sí, ya lo hemos comentado. El impacto es más fuerte, si cabe, cuando todavía no se es adulto y se está en el momento álgido de la vida. ¿Cómo era su padre? ¿Te apetece hablar de ello?
—Creo que sí. Era muy tradicional y de carácter fuerte. Con Paula tenía discusiones frecuentes porque no asumía que su hija se hubiese hecho mayor. Se metía con la vestimenta, las amistades, los horarios. Yo le decía que no entrara en confrontación, porque no siempre era necesario y evitaría sofocos a su madre, que intentaba mediar sin éxito. Ella opinaba todo lo contario. Los tiempos en que el hombre sometía a la mujer por el mero hecho de serlo habían cambiado.
—Puedes contarme lo que te comunicó en esa llamada. ¿Tienes fuerzas?
—Voy a intentarlo. Aquella noche Paula llegó a casa media hora tarde. Eso para su padre era una afrenta, así que empezó a abroncarla por el pasillo. Ella le dijo que era un machista, que podía hacer lo que le diese la gana porque ya era mayor de edad. Se bajó el tirante de la camiseta dejando un pecho al descubierto. En él lucía el tatuaje de una Rosa. Le preguntó si le gustaba cómo había quedado. Después se metió en su habitación. Le llamó golfa, fue detrás de ella, se oyeron gritos, forcejeos, golpes. Después el silencio. Cuando Elena, su madre, abrió la puerta del cuarto distinguió la ventana abierta de par en par. Su marido estaba solo, jadeante, con rasguños por toda la cara, la mirada perdida y el gesto crispado. Se quedó absolutamente consternada.

El desertor

viernes, 16 de agosto de 2019

Madame Bovary

   Una vez iniciado el descanso real de vacaciones, es decir, fuera de casa y de las obligaciones rutinarias que ello implica (atender a las perras, las plantas y la piscina) descargo de la interminable lista de Gloria para el verano los dos títulos imprescindibles de Flaubert e inicio la lectura del primero con pocas expectativas de sorpresa pues el prólogo de Mario Vargas Llosa ya me destripa prácticamente todo el argumento de un tirón como me pasa últimamente con los trailer cada vez que quiero ver un estreno en el cine.



   Paseando por Badilla de Sayago, pequeña población zamorana donde las haya, entre caminos de tierra y casas de piedra, me intentaba poner en el lugar de Emma para entender como sentía el aburrimiento de la vida en el campo y sus ensoñaciones románticas. Pareciera que el entorno era bastante favorable para su lectura.
   Pero, de momento, me parece que no le he cogido el punto a la historia y eso que voy casi por el 60% y sí, es cierto que Flaubert hace unas muy buenas descripciones, unos símiles y metáforas elaboradas, a veces excesivas para mí (…”la palabra humana es como un caldero cascado en el que tocamos melodías para que bailen los osos, cuando querríamos conmover a las estrellas“) pero insisto, no me resulta un libro que enganche tanto como prometía el señor Vargas Llosa en su prólogo. Lo leo porque es uno de los imprescindibles que decía Gloria en su lista, si no, creo que habría abandonado su lectura enseguida.

miércoles, 31 de julio de 2019

Harold Whittles

     Bueno, después de volver loca a María con mis torpezas digitales ¡Qué paciencia tiene esa mujer! voy a ver si soy capaz de publicar una entrada para celebrarlo. Se trata de un relatillo que he realizado después del cierre del taller a propuesta de un compañero de trabajo.

     Una foto que me impactó, más sabiendo la historia que había detrás. Harold Whittles, sordo de nacimiento, oye por primera vez, después de que un médico le coloca un audífono (1974). La foto fue tomada por el propio médico del niño, Jack Bradley, en el momento exacto en el que el pequeño Harold escucha por primera vez en su vida, gracias a un audífono en su oído izquierdo.Me propusieron escribir un relato breve sobre ella y me salió esto.

 WHITTLES EN LA CAVERNA

     —Permítame que disienta de las conclusiones de su exposición, profesor Wormster.

     —Por supuesto, señor Jason. Siempre he defendido que el contraste de pareceres desde la educación, sin exabruptos, es muy sano y enriquecedor.      En el aula magna de la Facultad de filosofía de la Universidad de Yale no cabe un alfiler. Se ha anunciado durante las semanas anteriores, tanto en redes sociales como en carteles por todo el campus, el enfrentamiento más esperado de los cursos de verano, esponsorizados por una popular marca de refrescos. La presentación del profesor Wormster ha concluido con la fotografía de Harold Whittles en el momento en que percibe un sonido por primera vez. La imagen continúa sobre la pantalla situada encima de la mesa presidencial. Su caso es muy estudiado en el ámbito universitario, marcó un hito en el tratamiento de los trastornos auditivos y la foto del primer plano del niño tan ilustrativa, con los medios existentes en la época, conlleva un mérito enorme por la pericia demostrada al captar el momento justo.


     El profesor Wormster defiende la tesis de que existe un paralelismo notorio entre la vida llevada por Harold, alterada al percibir el ruido por primera vez y el mito de la caverna de Platón. Los hombres encadenados dentro de la cueva consideran como verdad, como realidad, a las sombras de los objetos, debido a que es lo único que han visto desde su nacimiento y no saben lo que realmente ocurre detrás del muro: «Colega Jason, fíjese con atención en la expresión del niño. ¿Qué le sucede? Su mirada es reveladora, encierra algo mágico. El hombre que salió de la cueva quedó igual de deslumbrado. En su caso por la luz del sol, en el que nos ocupa por el descubrimiento del sonido. Ambos experimentaban esa vivencia por primera vez, hasta entonces no habían conocido nada similar en su vida y habían dado por hecho que eso era todo, que su existencia era como las demás. Ocurre un punto de giro inesperado y ahora sienten miedo por lo desconocido, por lo que ocurrirá a partir de ese instante».

     El doctor Jason piensa, en su foro interno, que esa teoría no está suficientemente sustentada y se dispone a rebatirla mostrando lo que considera vías de agua manifiestas. Tras un ligero carraspeo, y un par de golpes con el dedo índice para probar su micrófono, toma la palabra: «Harold es consciente de que tiene una deficiencia desde edad muy temprana. Sabe que su percepción del mundo no es igual a la del resto. Ahí estriba la diferencia principal. Si el prisionero que fue liberado volviera luego a la caverna, tendría dificultades para ver, puesto que sus ojos estarían adaptados a la luz del sol. Despertaría las burlas de sus compañeros porque les diría que su experiencia en el exterior le había gastado los ojos».

     —¿Y no obtuvo esa reacción de burla Harold Whittles por parte de sus amigos cuando les comunicó que había sentido algo maravilloso, que podía oír? —. Replicó Wormster.

     —Puede que sí, lo que diría muy poco en su favor. Pero si así hubiera ocurrido, la hilaridad vendría producida por una causa totalmente distinta. En el caso de la caverna estaría motivada porque los prisioneros que quedaron en el interior no creyeron ni una palabra de lo que les dijo su compañero, pensaron que les mentía. Es una alegoría para explicar la situación del ser humano frente al conocimiento. En el caso de Harold la burla no estaría producida por considerarlo un mentiroso si no por la nula empatía de los otros niños. Tenían el sentido del oído en perfectas condiciones desde su nacimiento y banalizaron el logro conseguido por Harold gracias a la actuación y al tratamiento del doctor Bradley.

     El decano Skinner toma la palabra a continuación. Coge el micrófono y se dirige al público asistente: «Los postulados han quedado claros, se abre un turno de palabra en el que haré de moderador. Podéis participar levantando la mano, así como dirigir preguntas a los profesores para aclarar dudas y sacar vuestras propias conclusiones. Después procederemos a la votación».

viernes, 26 de julio de 2019

Quedar mal

Estoy leyendo el libro "Manual para mujeres de la limpieza" de Lucia Berlin, del listado que nos mandó Gloria. Es un libro de relatos excelentemente escrito; esto sí que son cuentos perfectos y no el de Kafka...

Mientras leía esta tarde me ha hecho sonreír algo ajeno al relato en sí, y es que en Kindle 122 personas han subrayado la siguiente frase:
Desde que me alcanza la memoria siempre he tenido un don para quedar mal
Yo puedo llegar a ser muy Bridget Jones, veo al menos que no soy la única :)


domingo, 14 de julio de 2019

Pilar je-ne-sais-quoi

Algún sentido tendrá la vida pero que me lo expliquen  (prueba)

Poeta independiente

Chicos, aquí va mi aportación. Mi ilustración del poema de Gloria Fuertes.

¡Besos y feliz verano!

POETA INDEPENDIENTE
Ni fui madre, ni esposa,
ni viuda, ni religiosa;
y sin embargo soy
madre, de todos los niños del mundo,
esposa, porque esposé con todos mis amores,
viuda, porque enviudé de penas y alegrías,
religiosa, porque fundé mil Casas con mis versos.
No fui nada y soy algo.
Soldado, porque luché y lucho por la paz,
obrera, porque laboro en mi mesa de papeles,
maestra, porque enseño a los niños a reírse,
modista, porque coso los rotos a la gente,
modesta, mi lujo es el silencio en zapatillas.
Trabajo por mi cuenta
poeta independiente,
para llevar a todos
trozos de paloluz.

La importancia de elegir el miércoles

Cuando empecé a barajar la posibilidad de apuntarme a un curso de escritura creativa mi lado pragmático me llevó inicialmente a decantarme ...